¿Para cuándo una calle para el Real Centro Filarmónico de Córdoba Eduardo Lucena?

Puede sorprender la pregunta… pero viene de muy lejos… de bastante más que los 40 años que hace se publicaron los dos artículos que indicamos.

En el número 7 de la Revista de Información Municipal editada por el Ayuntamiento de Córdoba (16 a 30 de marzo de 1984) ya se podía leer esta petición a colación de un artículo dedicado a la calle de don Eduardo Lucena en la sección «Nomenclator Callejero»:

Pocos días más tarde, el 5 de abril de ese mismo 1984, se publicaba una carta en el diario CÓRDOBA que solicitaba lo mismo:

Tal vez sea hora que esta petición tan justa se cumpla ahora que en este 2024 el Centro Filarmónico ha cumplido 145 años de vida desde que don Eduardo Lucena le insufló existencia un lejano 1 de abril de 1879, siendo ésta una de las razones por las que la Subdelegación del Gobierno de la Junta de Andalucía en Córdoba le otorgó hace tan solo unos meses el premio «Bandera de Andalucía a la proyección de la provincia».

Ciertamente entendemos que el Centro ha sido reconocido por nuestras autoridades municipales, no en vano es Medalla de Oro de la Ciudad e hijo Predilecto de la misma, pero no lo es menos que merece tener una calle con su nombre pues ha estado presente en muchísimos momentos importantes de la misma (en estos días, por ejemplo, se ha recordado como en 2024 ha cumplido 100 años la celebración de las cruces de mayo en Córdoba pues en 1924 el Real Centro Filarmónico puso una en su sede, y al año siguiente el Consistorio, visto el éxito de la iniciativa de la sociedad Filarmónica, estableció el concurso en 1925) y es la casa y archivo por excelencia de la música popular cordobesa.

A quien corresponda… ¡¡¡PARA CUÁNDO UNA CALLE PARA EL REAL CENTRO FILARMÓNICO DE CÓRDOBA EDUARDO LUCENA!!!!

R.A.G.

EL CARNAVAL Y EL REAL CENTRO FILARMÓNICO

Centro Filarmónico y el carnaval son realidades que están íntimamente ligadas al menos desde la década que se considera más brillante en nuestro carnaval antiguo, la de los años 80 del siglo XIX.

Si nos retrotraemos en el tiempo, es en el año 1852 cuando se autoriza la celebración en las calles de las fiestas de antruejo.

Los primeros años son pocas las noticias que cuentan sobre las fiestas más allá del nombre, a partir del año 1867, de algunas comparsas, en buena medida de estudiantes, esto es, disfrazadas de antiguos estudiantes, que con el paso del tiempo se llamarían “estudiantinas”, tipo de agrupación que, a diferencia de lo que ocurre en otras ciudades, era la preferida en Córdoba y reinaba sobre las demás (comparsas disfrazadas con otros tipos, también denominadas murgas).

De estos años son, entre algunas otras:

  • La estudiantina “Las Coronas” y la comparsa (no sabemos si también estudiantina) “El hambre en diez y siete tomos” del año 1867.
  • “Los Hambrientos” (del año 1869 y 1870);
  • La estudiantina “La Crisis” y las comparsas “El Carnaval de 1870” y “El Hambre o Los Hambrientos” que viajaron en 1871 a Lucena y Aguilar la primera, a Bujalance la segunda, y a Montoro y Villafranca la tercera. “Los Hambrientos” se mantuvieron activos varios años y en 1878 llegaron a visitar el carnaval de Madrid.
  • La Estudiantina Los Medicinantes, integrada por alumnos de la Facultad de Medicina de la Universidad Libre de Enseñanza de Córdoba que salió los años 1871 y 1872.
  • La comparsa de estudiantes Víctimas de Doña Baldomera de los años 1872 y 1878.
  • La estudiantina de Herreros de los años 1872, 1876 y 1879.

Destacan sobremanera:

  • Por un lado la comparsa de “La Raspa” (que algún año salió como estudiantina) dirigida por Rafael Vivas, que comenzó a salir en 1874.
  • Por otro las estudiantinas “Amor y Desintrerés” del año 1876 y “Estudiantina Cordobesa” del año 1879, ambas dirigidas por don Eduardo Lucena.

Precisamente el día 1 de abril de 1879 don Eduardo Lucena creaba junto a otros 18 socios el “Centro Filarmónico Cordobés”. Resulta curioso que, a pesar de la implicación de don Eduardo con las estudiantinas, se creara primeramente en el Centro una sección de comparsa que salió por vez primera el año 1880. Según la prensa sus miembros “Vestían de señoras con lujosos trajes a la última moda, o de principios de siglo, desde el sombrero a los pies, y llevaba cada cual su catrecito en el que tomaba asiento, tocando preciosas piezas en flautitas de caña”. Volvió a salir en 1881, aunque no sabemos cuál era su tipo pues la prensa sólo dice que iba “caprichosamente vestida”.

La sección de estudiantina se estrena en los carnavales de 1882, saliendo además en la velada de San Pedro de ese mismo año, carnaval del 83 y del 84, en enero del 85 para postular en favor de las víctimas de los terremotos de Andalucía y, por último, en el carnaval de 1886.

La crónica de los carnavales de estos años no sería completa si no reflejara la rivalidad existente entre La Estudiantina del Centro Filarmónico y la comparsa titulada La Raspa, que se distinguía por la gracia e ingenio de sus coplas satíricas y mordientes.

Los Domingos de Piñata la gente deseosa de escuchar las obras que ese año había compuesto Lucena para su Estudiantina se agolpaba, desde primeras horas de la mañana, a las puertas de su sede en la calle Arco del real. A las doce partían marciales los estudiantes, a cuyo frente se situaba, dirigiéndolos, Lucena, marchaban después los ágiles panderetólogos comandados por Pepe Fernández, seguidos de la sección instrumental y la vocal; la bandera llevada orgullosamente por Prieto ondeaba en el centro de la formación.

Sobre la misma hora se echaba a la calle, tras su estandarte (una tremenda espina de pescado ensartada en un tridente), la comparsa La Raspa, ataviada con ropas pasadas de moda, rotas chisteras y grotescas y enormes corbatas, desde la calle de Armas o la de San Francisco.

Ambas recorrían la ciudad obsesionadas por, gracias a los aplausos del público, salir vencedoras en su competencia artística con la rival; sin embargo la lucha solía quedar en tablas, pues si bien la música y la propia sección instrumental de la Estudiantina aventajaba a la de La Raspa, la cantidad y calidad de las voces de la comparsa superaba en mucho al conjunto dirigido por Lucena.

En 1887 desaparecía el “Centro Filarmónico Cordobés”, si bien varios de los integrantes de su sección más exitosa, en unión de varios miembros de “La Raspa” fundaban la estudiantina “La Tuna Cordobesa”, cuya dirección ocupaba nuevamente don Eduardo Lucena, y que era más que una comparsa de estudiantes pues se estructuraba al igual que el Centro Filarmónico en secciones, permaneciendo activa durante todo el año y tomando como “uniforme” en todas sus actuaciones el traje de estudiante antiguo.

En su primer carnaval, el de 1888, visitaba Bujalance y Montoro. En 1889 visitaba por carnaval Aguilar, Cabra y Montilla. En 1890, La Tuna Cordobesa tras dar serenata a Don Eduardo Lucena en agradecimiento por las obras que éste les había escrito (una jota conocida como “Las Mariposas” o “Jota del 90”, una habanera, un pasacalle y un vals), partía vistiendo el tradicional manteo y tricornio a Andújar y después a Montoro, visitando por último Villa del Río. En 1891 viajaba a Lucena y a Cabra. En 1892 se frustró un viaje que se tenía preparado a Málaga, con lo que la estudiantina se quedaba en Córdoba,  marchando esta vez sí a Ecija en los carnavales de 1893, ciudad que volvió a visitar en 1895 y 1897. Dos años más tarde, en 1899, disfrutaba del carnaval de Jaén, repitiendo la visita en 1900.

El día 14 de noviembre de 1902 en una reunión celebrada en el salón alto del Café Suizo, la Estudiantina Cordobesa acordaba su disolución y refundación del antiguo Centro filarmónico, bajo la Denominación de “Eduardo Lucena-Centro filarmónico Cordobés”.

Este nuevo Centro Filarmónico “Eduardo Lucena” decidió también vestir en todas sus actuaciones el traje de estudiante antiguo, siendo su devenir muy exitoso.

Sería muy cansado hacer aquí un relato pormenorizado de su existencia hasta que en 1943 perdiera la independencia para autogestionarse pues, la malísima situación de postguerra lo condujo a firmar un acuerdo de incorporación en la Obra Sinsical de Educación y Descanso.

En estos años la estudiantina del Real Centro Filarmónico “Eduardo Lucena” realiza preferentemente sus excursiones de propaganda artística en carnaval. Algunas son muy sonadas, valga como muestra un botón: se viaja a Barcelona en 1912, a Oporto y Lisboa en 1905 y 1906, a Ceuta y Tetuán en 1928, a Valencia en 1915, a Londres en 1914, etc, etc, etc…

En alguna de estas visitas participa en los concursos de estudiantinas de los diversos carnavales, obteniendo el primer premio en todas las ocasiones, así ocurre en los carnavales de Madrid de los años 1904 y 1909, del de Sevilla de 1911, y en los concursos de estudiantinas peninsulares del carnaval de Cádiz de los años 1926 y 1927, siendo por tanto la primera agrupación cordobesa que vence en el que hoy pasa por ser el carnaval más reconocido entre nosotros.

Tras la Guerra Civil el carnaval volvía a estar prohibido. Un sucedáneo del mismo, trasladado de fechas y con el nombre de fiestas típicas, se celebra solamente en Cádiz y Santa Cruz de Tenerife.

En las navidades de 1962 un grupo de amigos pertenecientes al Real Centro Filarmónico, en el que estaban Isidro Álvarez Pérez “Don Arturo el del Carburo”, José Fernández de la Torre “Pepito Pocopelo” y especialmente Rafael Castro Pérez, organiza una murga cordobesa titulada “Los Caballeros Che-Ché” que durante años actúa sobre todo en la sede del Centro, donde también ensayaba:

  • En 1967 decidían marchar a Cádiz con el nombre de “Los Scocios” para participal en las “Fiestas Típicas Gaditanas”, alcanzando el Primer Premio Regional de Comparsas, premio que no figuraba en las bases del concurso, sino que fue creado por el Alcalde de Cádiz don José León de Carranza, con motivo de la visita al Ayuntamiento gaditano de “Los Scocios” expresamente para premiar a los cordobeses.
  • Al año siguiente 1968 se presentaban nuevamente al concurso gaditano con el nombre de “Rafalito y sus apaches”, alcanzando también el Primer Premio de Comparsa Regional.
  • En 1969 se presentaban en Cádiz con el nombre de “Los de Sierra Morena” obteniendo por tercera vez el premio de Mejor Comparsa Regional.
  • Por último, en 1970, acudían a Cádiz como “Los Puretas Extravagantes”, consiguiéndose un áccesit (compartido con los onubenses “Los Turistas del Tirol”) en el Premio de Comparsa Regional.

También en el Centro Filarmónico, además del famoso grupo de Rafael Castro, nació otra comparsa que alcanzó las mieles del triunfo del carnaval gaditano, se trata de la comparsa de “Los Piconeros”, de finales del año 1968 o principios de 1969. El grupo de Antonio Rodríguez Salido participó dos veces en Cádiz:

  • En el año 1970 con su nombre original de “Los Piconeros” obtuvo el Primer Premio de Comparsa Regional.
  • En 1971 fue a la Tacita de Plata con el nombre de “Los Rondadores”. Ese año cambiaban las bases del concurso, unificándose los grupos de las Comparsas Regionales y Provinciales, que actuarían en uno solo, de donde saldrían el primero, segundo y tercer premio (lo mismo se hizo con la modalidad de Chirigotas). Finalmente “Los Rondadores” obtenían el Tercer Premio de Comparsas.

Con independencia de estas agrupaciones, ilustres miembros del Real Centro Filarmónico de Córdoba se han significado en el carnaval, así entre muchos otros:

  • El ya mencionado Antonio Rodríguez Salido, sacó después a grupos que participaron en el concurso gaditano como fueron las comparsas “Raíces de Andalucía” y “Los Dandys del Carnaval” (ambas de 1981).
  • También se inició en el Real Centro Filarmónico el famoso autor cordobés Miguel Amate Escudero “Matute” cuya primera comparsa de autoría completa fue “Fantasía Cordobesa”.

R.A.G.

Eduardo Lucena… de su puño y letra

En este año 2024 no sólo se cumple el 145 aniversario de la Sociedad del Centro Filarmónico.

Una madrugada del día 22 de enero de 1849, hace ya exactamente hoy 175 años, venía al mundo en su casa del por entonces número 35 de la calle Valderramas, Eduardo Rafael Manuel José Francisco Vicente Lucena y Vallejo.

Para celebrar esta efemérides hacemos públicas las firmas que de nuestro fundador se han recuperado gracias a la labor de Rafael Asencio.

La primera se realizó en el día 20 de mayo del año 1873

De los días 28 y 31 de enero de 1885, y también del mismo año aunque sin fecha concreta, son las tres siguientes:

Por último, del día 18 de enero de 1893 (menos de dos meses antes de que el maestro Lucena falleciera), es ésta última:

RAG

DESCARGA GRATUITA DEL LIBRO ¡Salud y Filarmonía! Historia del Centro Filarmónico (1879-1887)… qué mejor forma de celebrar el 145 aniversario.

Nuestro regalo por el 145 aniversario de la fundación del Centro Filarmónico no es otro que la posibilidad de DESCARGA GRATUITA del libro de nuestro Archivero General Rafael Asencio González ¡Salud y Filarmonía! Historia del Centro Filarmónico (1879-1887), que fue editado por nuestra Sociedad hace 10 años, en 2013… ¡¡¡¡¡esperamos que lo disfrutéis!!!!

RAG

145 aniversario del Real Centro Filarmónico de Córdoba «Eduardo Lucena»

¡¡¡¡¡Estamos de celebración!!!!. En este 2024 que acaba de comenzar se cumple el 145 aniversario de nuestra sociedad que, dicho sea de paso, es la sociedad no de clase, eminentemente dedicada a la educación musical y a dar muestras públicas de los frutos de la misma (si bien es cierto que a lo largo de su historia el Centro ha tenido secciones no «musicales», como la lírica o la dramática), más antigua de Córdoba.

Cabe destacar que en todo este tiempo (1879-2024) nuestra Sociedad, aun cuando ha cambiado de nombre en diversas ocasiones debido a circunstancias diversas (Centro Filarmónico Cordobés, Estudiantina Tuna Cordobesa, «Eduardo Lucena, Centro Filarmónico Cordobés, etc.) se ha mantenido activa, incluso durante el periodo de la guerra civil, no llegando nunca a desaparecer. Son Pues 145 años de actividad continua.

Son pruebas constantes de nuestro orgullo el título de Real (concedido en el año 1904 por Alfonso XIII, nombrado Presidente Honorario) y la Medalla de Oro de la Ciudad de Córdoba y el Título de Hijo Predilecto de Córdoba concedidos en la sesión extraordinaria del Excmo. Ayuntamiento celebrada el día 16 de febrero de 1987:

Pero en 2024 no solo festejaremos la efemérides ya reseñada. En apenas unos días, el 22 de enero, se cumplirá el 175 aniversario del nacimiento de nuestro fundador, don Eduardo Lucena y Vallejo.

Al objeto de dar relevancia a ambos acontecimientos, durante todo el año en curso se celebrarán diversas actividades de las que iremos informando a su debido momento, comenzando por la posibilidad, para todo aquel que quiera, de descarga gratuita del libro de Rafael Asencio ¡Salud y Filarmonía! Historia del Centro Filarmónico (1879-1887), en formato pdf. En unos días subiremos la oportuna entrada.

¡¡¡¡Feliz 2024!!!!

RAG

Centenario del fallecimiento de don Juan Antonio Gómez Navarro

En tal día como el de hoy, 30 de diciembre, pero del año 1923, fallecía don Juan Antonio Gómez Navarro que según consta en la Copia del acta de constitución de la Sociedad denominada <<Eduardo Lucena-Centro filarmónico cordobés>> (realizada el 23 de septiembre de 1903 e incorporada al Libro de Actas del Centro Filarmónico Cordobés «Eduardo Lucena», diligenciado en Córdoba el 22 de septiembre de 1903 por el Administrador Especial de Rentas de la Provincia de Córdoba) celebrada originalmente por los miembros de la Estudiantina Cordobesa el día 14 de noviembre de 1902 en el salón alto del Café Suizo a las 21´00 horas, fue nombrado (junto a don Cipriano Martínez Rücker) Presidente de honor de la Sociedad.

El Diario de Córdoba del 27 de noviembre publicaba el siguiente artículo relativo a la decisión de nombrar Presidentes honorarios al Maestro de Capilla de la Santa Iglesia Catedral, señor Juan Antonio Gómez Navarro, y al director de la Escuela Provincial de Música, señor Martínez Rücker:

EL CENTRO FILARMÓNICO

A los oficios con que la Sociedad Eduardo Lucena, Centro Filarmónico comunicó su acuerdo de nombrar presidentes honorarios a los reputados maestros don Juan Antonio Gómez Navarro don Cipriano Martínez Rücker han contestado dichos señores con las siguientes expresivas cartas:

<<Visto el oficio que se ha dignado remitirme haciéndome saber que en Junta general fui nombrado A propuesta de la Presidencia y Directiva, Presidente de honor de ese centro, altamente agradecido a tal distinción, que no merezco, le comunico que acepto ese puesto que me señalan, asegurándole que me encontraré muy honrado el día que utilicen mis pobres servicios, siempre que redunden en bien del arte.

Dios guarde á usted muchos años.

Córdoba 20 de Noviembre de 1902.

—Juan Antonio Gómez Navarro>>

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<<Gratamente sorprendido por el nombramiento de Presidente honorario con que acaba de honrarme la culta Sociedad que usted tan dignamente preside, he de significarle la más sincera gratitud a tal distinción por inmerecida más estimada.

Como débil muestra de mi modesta labor artística, me permito ofrecer a tan digna Sociedad algunas de mis composiciones que, inspiradas en los cantos populares de nuestra tierra, tienen marcado sabor regional.

Si el «Centro Filarmónico» las admite y en su día figura alguna de ellas en el programa de sus futuros festivales, me consideraré tan honrado como reconocido por tal distinción.

Ruego a usted acepte la expresión de mi gratitud, siendo intérprete de estos sentimientos míos para con esa culta Sociedad a la cual saludo hoy en la persona de usted.

Dios guarde a usted muchos años.

Córdoba 22 de Noviembre de 1902.

— C. Martínez Rücker>>.

Por último publicamos una firma original de don Juan Antonio Gómez Navarro del año 1885:

R.A.G.

La inauguración del «Caballo de las Tendillas» y el Real Centro Filarmónico «Eduardo Lucena»

Falta poco más de un mes para que se cumplan 100 años de la inauguración del monumento ecuestre del Gran Capitán situado en nuestra céntrica Plaza de las Tendillas (desde 1927), en realidad su segunda ubicación como se verá.

El monumento en bronce, si exceptuamos la cabeza de Gonzalo Fernández de Córdoba esculpida en mármol blanco, fue realizada por Mateo Inurria el mismo año de la inauguración del monumento (1923), tras recaudarse los fondos necesarios para costearlo mediante una suscripción popular que necesitó 9 años para alcanzar su objetivo (1915-1923).

La inauguración del monumento se dejó para el día 15 de noviembre de 1923 en el cruce de la avenida del Gran Capitán y de la de Ronda de los Tejares.

Con motivo de la entrega a la ciudad de la estatua erigida al Gran Capitán se celebraron una serie de actos en el centro del paseo que lleva su nombre, actos que fueron honrados con la presencia del Capitán General de la región, S. A. R. el Infante don Carlos de Borbón y su augusta familia; del señor Subsecretario del Ministerio de la Guerra, General Bermúdez de Castro, en representación del Directorio Militar; de miembros de la nobleza española, representantes de la familia del Gran Capitán; y de las autoridades, corporaciones, etc., de nuestra ciudad.

La intervención del Real Centro tuvo lugar en la solemne velada que en honor del Gran Capitán se celebró en el Gran Teatro a las 10 de la noche, presidida por S. A. R. la Infanta doña Isabel de Borbón, cuyo programa constó de breves discursos a cargo del secretario de la Junta del homenaje, del comandante del Estado Mayor don José Martín Prats y del elocuente orador don Manuel Enríquez Barrios, tras el que se leyeron poesías alusivas al Gran Capitán, terminando la velada con la interpretación desde el palco escénico de un Himno a Gonzalo Fernández de Córdoba «original de don Francisco Arévalo [García], con música de don Luis Serrano [Lucena]» (Diario de Córdoba 15-11-1923), por entonces director artístico del Filarmónico, interpretado por la masa coral del Real Centro Filarmónico <<Eduardo Lucena>> acompañada por la Banda Munipal de Música. Desgraciadamente la partitura de ese himno no se encuentra en nuestro archivo y, tal vez se haya perdido, pues no hemos conseguido hallar pista alguna sobre su paradero.

Rafael Asencio González

EL ÚLTIMO DE LOS PIONEROS: DON MANUEL GALINDO CASTIÑEIRA

Cuando apenas faltan unos meses para que se cumpla el 145 aniversario de la Sociedad Centro Filarmónico Cordobés, me parece oportuno escribir sobre quienes fueron sus fundadores (de alguno como don Nazario Hidalgo Corona ya escribí en su momento), cual es el caso de don Manuel Galindo Castiñeira, el último en fallecer de entre todos ellos.

Fueron 19 los socios fundadores del Centro Filarmónico Cordobés el día 1 de abril de 1879 con don Eduardo Lucena a la cabeza. Desgraciadamente desconocemos quienes fueron exactamente esos 19 hombres pues, si bien contamos con una relación detallada del devenir histórico del primer Centro elaborada [Rafael Asencio, ¡Salud y Filarmonía! Historia del Centro Filarmónico (1879-1887), Ed. Real Centro Filarmónico de Córdoba Eduardo Lucena, 2013] en base a la escasa bibliografía existente y las muchas noticias publicadas en el Diario de Córdoba durante los años reseñados, no contamos con documentación interna de la sociedad (que se debió perder o no conservar) si no es una fotografía de la sección de serenatas en el día de su primera salida del 11 de agosto de 1879 y algunos retratos de sus miembros (Eduardo Lucena y Gabriel Ruiz León).

Con todo, algunas notas de prensa nos han permitido identificar a algún que otro fundador, y también por igual medio conocemos quien fue el último en morir. El último de los pioneros: don Manuel Galindo Castiñeira.

Nacido probablemente en 1858 y bautizado en la catedral, don Manuel Galindo Castiñeira fue el segundo de los siete hijos (Ana, Manuel, Fernanda, Asunción, Aurelio, Concepción y Ángel) habidos del matrimonio contraído por el empleado don José Galindo con doña Concepción Castiñeira, que habitaba en el número 17 de la calle Buen Suceso, correspondiente a la parroquia de San Andrés.

Fue sin duda uno de los 19 socios fundadores, el día 1 de abril de 1879, del Centro Filarmónico Cordobés, de hecho su familia tuvo el honor de recibir en su casa serenata de la sección instrumental, en la que el hijo militaba como guitarra, en la noche del 18 de agosto de 1879, segunda ocasión en la que dicha sección pisó la calle, tras la inaugural del 11 de agosto, , en la que también recibió el correspondiente agasajo musical la familia del señor Oliva (en la calle Lineros).

Fue también miembro de la Sociedad Orquesta de Córdoba que fundó don Francisco Lucena en los años 40 del siglo XIX y reorganizó su hijo Eduardo en 1874, llegando a integrar la directiva de la misma con el cargo de vicepresidente en la junta general celebrada por dicha sociedad a finales de 1912, en la que resultó elegido presidente don Ángel García Revuelto, secretario don Antonio Giménez Román, depositario don Antonio López y vocal contador don Antonio Urbano (Vid. Diario de Córdoba 30-01-1912).

No obstante lo anterior, la de músico era su segunda profesión, pues con tan solo 17 años trabajaba ya para la administración, apareciendo en la plantilla de personal de la Intervención de Hacienda como aspirante a oficial de primera clase en la sección de teneduría (Vid. Diario de Córdoba 29-08-1893), donde se jubiló como oficial de Hacienda de la Tesorería de la Delegación de la provincia en 1924, con 67 años, tras 50 años de servicio (La Voz 22-09-1924), máximo que se permitía en la vida burocrática, cuando era el decano de su escalafón. Sus compañeros le tributaron un acto de homenaje con motivo de dicha jubilación, siendo que una fotografía de tal evento salió publicada en la portada de LA VOZ (DIARIO GRÁFICO DE INFORMACIÓN) del 20 de septiembre de 1924 (don Manuel Galindo aparece sentado en medio):

Poco después se trasladaba a Madrid junto a su esposa, doña Trinidad Usano y Rojas, lugar donde decidió residir por estar cerca de su hijo, el abogado Manuel Galindo Usano.

Al ser una persona muy conocida y querida, la prensa se hizo eco en distintas ocasiones de sus visitas a Córdoba, donde gustaba organizar peroles junto a sus amigos y, precisamente, a uno de esos peroles celebrado en agosto de 1931 (que apareció señalado con una foto tomada en el mismo acto en el diario POLÍTICA del 20 de agosto) corresponde esta foto, copia del original de una postal cedida al Real Centro Filarmónico por sus propietarios:

En agosto de 1932 iniciaba una serie visitas a la prensa junto a Ángel Villoslada, Rafael García Varo y Antonio Arévalo para lograr los apoyos necesarios al objetivo de que se instalara en una plaza de la ciudad la estatua de Lucena, obra de “El Fenómeno”, que se hallaba en una atarazana municipal (EL Sur 05-08-1932), visitas que continuaron en agosto de 1933 (La Voz 06-08-1933) y que no consiguieron resultados positivos.

EL DEFENSOR DE CÓRDOBA del 18 de abril de 1936 y el DIARIO DE CÓRDOBA del 21 anunciaban que el jueves 16 había fallecido en Madrid a una edad bastante avanzada.

Varios de sus hermanos tuvieron relación directa con Eduardo Lucena, el Centro Filarmónico Cordobés u otras de sus iniciativas, así la estudiantina “La Tuna Cordobesa”:

  • Su hermano Ángel Galindo Castiñeira, “predilecto discípulo del infortunado maestro don Eduardo Lucena” fue miembro de “La Tuna Cordobesa”, a la que llegó a dirigir, y también perteneció a la sociedad orquesta. Ejerció como profesor de música de la Escuela Normal de Maestros de Córdoba (Vid. DIARIO DE CÓRDOBA 01-10-1899). falleció el 27-06-1902 (Vid. EL DEFENSOR DE CÓRDOBA 27-06-1902).
  • Su hermana Asunción (fallecida el 16-09-1900) estaba casada con don Eduardo Flores, platero, viola miembro de la sección instrumental o de serenatas del “Centro Filarmónico Cordobés” (seguramente uno de sus 19 fundadores), de la estudiantina “La Tuna Cordobesa”, profesor de la orquesta de Córdoba (DDC 17-09-1900) y del Sexteto de cuerda desde su fundación por don Eduardo Lucena en 1886.
  • Su hermana Fernanda casó el 27 de julio de 1902 con el periodista Nicolás de Montis y Vázquez, miembro del “Centro Filarmónico Cordobés”.
  • Su hermana Ana estaba casada con Joaquín Trigo (o Trigos) López (uno de los 19 pioneros del Centro que falleció en Sevilla, adonde había ido en busca de alivio a una dolencia que padecía, el 22 de abril de 1921), y que desempeñaba el cargo de sustituto de Registradores de la Propiedad de Córdoba.

Rafael Asencio González

Se incorpora al archivo el título de oficial de la Academia de Bellas Artes de Francia de Cipriano Martínez Rücker, donado por José Ramón Obispo

Si la semana pasada el archivo del Real Centro Filarmónico de Córdoba Eduardo Lucena incrementaba sus fondos con dos importantes piezas, ayer mismo don José Ramón Obispo, uno de los socios más antiguos y significados de nuestra sociedad nos entregaba a su vez dos documentos de un destacado valor histórico:

  • En primer lugar, un original mecanografiado del libro de don Luis Palacios Bañuelos «Historia del Real Centro Filarmónico Eduardo Lucena» dedicado por su autor al señor Obispo con fecha 5-VIII-94.

  • Y en segundo lugar, el diploma acreditativo del título de Oficial de la Academia de Bellas Artes de la República Francesa, concedido a don Cipriano Martínez Rücker por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes el día 1 de marzo de 1902.

Agradecemos enormemente a don José Ramón Obispo su deferencia.

Rafael Asencio González.

José Amador Morales dona al Archivo del Centro una fotografía de 1925

También esta semana el profesor de música y escritor don José Amador Morales donaba al Archivo del Real Centro Filarmónico de Córdoba «Eduardo Lucena» una fotografía de nuestro cuadro artístico del año 1925, tomada con motivo de los carnavales.

Tras una etapa de crisis el Centro alzaba el vuelo con el nombramiento como director artístico de don Luis Prados Chacón (en la junta general extraordinaria celebrada el día 5 de enero de 1924), quien contaba en su labor con la colaboración de don Juan Espejo como director de coros y don Valentín Muñoz como maestro de guitarras.

En la fotografía se muestra un muy numeroso grupo que posa en la sede de la calle Jerónimo Páez, razón por la cual creemos que pudo ser tomada bien el día 20 de febrero o el 22, pues en el primero tuvo lugar el ensayo general de las obras a interpretar durante el carnaval (y desconocemos si tal ensayo con público e invitados relevantes se hizo luciendo la ropilla estudiantina, aunque resultaría lógico) y en el segundo, domingo, tuvo lugar la primera salida esos carnavales, partiendo de la sede en lucido pasacalles para recorrer las principales calles de la ciudad, visitando al gobernador civil y al alcalde, algunos casinos, las redacciones de los periódicos y a determinadas personas significadas de la población.

Agradecemos enormemente a don José Amador Morales su importantísima donación, que pasa a engrosar nuestro Archivo.

Rafael Asencio González.