Centro Filarmónico y el carnaval son realidades que están íntimamente ligadas al menos desde la década que se considera más brillante en nuestro carnaval antiguo, la de los años 80 del siglo XIX.
Si nos retrotraemos en el tiempo, es en el año 1852 cuando se autoriza la celebración en las calles de las fiestas de antruejo.
Los primeros años son pocas las noticias que cuentan sobre las fiestas más allá del nombre, a partir del año 1867, de algunas comparsas, en buena medida de estudiantes, esto es, disfrazadas de antiguos estudiantes, que con el paso del tiempo se llamarían “estudiantinas”, tipo de agrupación que, a diferencia de lo que ocurre en otras ciudades, era la preferida en Córdoba y reinaba sobre las demás (comparsas disfrazadas con otros tipos, también denominadas murgas).
De estos años son, entre algunas otras:
- La estudiantina “Las Coronas” y la comparsa (no sabemos si también estudiantina) “El hambre en diez y siete tomos” del año 1867.
- “Los Hambrientos” (del año 1869 y 1870);
- La estudiantina “La Crisis” y las comparsas “El Carnaval de 1870” y “El Hambre o Los Hambrientos” que viajaron en 1871 a Lucena y Aguilar la primera, a Bujalance la segunda, y a Montoro y Villafranca la tercera. “Los Hambrientos” se mantuvieron activos varios años y en 1878 llegaron a visitar el carnaval de Madrid.
- La Estudiantina Los Medicinantes, integrada por alumnos de la Facultad de Medicina de la Universidad Libre de Enseñanza de Córdoba que salió los años 1871 y 1872.
- La comparsa de estudiantes Víctimas de Doña Baldomera de los años 1872 y 1878.
- La estudiantina de Herreros de los años 1872, 1876 y 1879.
Destacan sobremanera:
- Por un lado la comparsa de “La Raspa” (que algún año salió como estudiantina) dirigida por Rafael Vivas, que comenzó a salir en 1874.
- Por otro las estudiantinas “Amor y Desintrerés” del año 1876 y “Estudiantina Cordobesa” del año 1879, ambas dirigidas por don Eduardo Lucena.
Precisamente el día 1 de abril de 1879 don Eduardo Lucena creaba junto a otros 18 socios el “Centro Filarmónico Cordobés”. Resulta curioso que, a pesar de la implicación de don Eduardo con las estudiantinas, se creara primeramente en el Centro una sección de comparsa que salió por vez primera el año 1880. Según la prensa sus miembros “Vestían de señoras con lujosos trajes a la última moda, o de principios de siglo, desde el sombrero a los pies, y llevaba cada cual su catrecito en el que tomaba asiento, tocando preciosas piezas en flautitas de caña”. Volvió a salir en 1881, aunque no sabemos cuál era su tipo pues la prensa sólo dice que iba “caprichosamente vestida”.
La sección de estudiantina se estrena en los carnavales de 1882, saliendo además en la velada de San Pedro de ese mismo año, carnaval del 83 y del 84, en enero del 85 para postular en favor de las víctimas de los terremotos de Andalucía y, por último, en el carnaval de 1886.
La crónica de los carnavales de estos años no sería completa si no reflejara la rivalidad existente entre La Estudiantina del Centro Filarmónico y la comparsa titulada La Raspa, que se distinguía por la gracia e ingenio de sus coplas satíricas y mordientes.
Los Domingos de Piñata la gente deseosa de escuchar las obras que ese año había compuesto Lucena para su Estudiantina se agolpaba, desde primeras horas de la mañana, a las puertas de su sede en la calle Arco del real. A las doce partían marciales los estudiantes, a cuyo frente se situaba, dirigiéndolos, Lucena, marchaban después los ágiles panderetólogos comandados por Pepe Fernández, seguidos de la sección instrumental y la vocal; la bandera llevada orgullosamente por Prieto ondeaba en el centro de la formación.
Sobre la misma hora se echaba a la calle, tras su estandarte (una tremenda espina de pescado ensartada en un tridente), la comparsa La Raspa, ataviada con ropas pasadas de moda, rotas chisteras y grotescas y enormes corbatas, desde la calle de Armas o la de San Francisco.
Ambas recorrían la ciudad obsesionadas por, gracias a los aplausos del público, salir vencedoras en su competencia artística con la rival; sin embargo la lucha solía quedar en tablas, pues si bien la música y la propia sección instrumental de la Estudiantina aventajaba a la de La Raspa, la cantidad y calidad de las voces de la comparsa superaba en mucho al conjunto dirigido por Lucena.
En 1887 desaparecía el “Centro Filarmónico Cordobés”, si bien varios de los integrantes de su sección más exitosa, en unión de varios miembros de “La Raspa” fundaban la estudiantina “La Tuna Cordobesa”, cuya dirección ocupaba nuevamente don Eduardo Lucena, y que era más que una comparsa de estudiantes pues se estructuraba al igual que el Centro Filarmónico en secciones, permaneciendo activa durante todo el año y tomando como “uniforme” en todas sus actuaciones el traje de estudiante antiguo.
En su primer carnaval, el de 1888, visitaba Bujalance y Montoro. En 1889 visitaba por carnaval Aguilar, Cabra y Montilla. En 1890, La Tuna Cordobesa tras dar serenata a Don Eduardo Lucena en agradecimiento por las obras que éste les había escrito (una jota conocida como “Las Mariposas” o “Jota del 90”, una habanera, un pasacalle y un vals), partía vistiendo el tradicional manteo y tricornio a Andújar y después a Montoro, visitando por último Villa del Río. En 1891 viajaba a Lucena y a Cabra. En 1892 se frustró un viaje que se tenía preparado a Málaga, con lo que la estudiantina se quedaba en Córdoba, marchando esta vez sí a Ecija en los carnavales de 1893, ciudad que volvió a visitar en 1895 y 1897. Dos años más tarde, en 1899, disfrutaba del carnaval de Jaén, repitiendo la visita en 1900.
El día 14 de noviembre de 1902 en una reunión celebrada en el salón alto del Café Suizo, la Estudiantina Cordobesa acordaba su disolución y refundación del antiguo Centro filarmónico, bajo la Denominación de “Eduardo Lucena-Centro filarmónico Cordobés”.
Este nuevo Centro Filarmónico “Eduardo Lucena” decidió también vestir en todas sus actuaciones el traje de estudiante antiguo, siendo su devenir muy exitoso.
Sería muy cansado hacer aquí un relato pormenorizado de su existencia hasta que en 1943 perdiera la independencia para autogestionarse pues, la malísima situación de postguerra lo condujo a firmar un acuerdo de incorporación en la Obra Sinsical de Educación y Descanso.
En estos años la estudiantina del Real Centro Filarmónico “Eduardo Lucena” realiza preferentemente sus excursiones de propaganda artística en carnaval. Algunas son muy sonadas, valga como muestra un botón: se viaja a Barcelona en 1912, a Oporto y Lisboa en 1905 y 1906, a Ceuta y Tetuán en 1928, a Valencia en 1915, a Londres en 1914, etc, etc, etc…
En alguna de estas visitas participa en los concursos de estudiantinas de los diversos carnavales, obteniendo el primer premio en todas las ocasiones, así ocurre en los carnavales de Madrid de los años 1904 y 1909, del de Sevilla de 1911, y en los concursos de estudiantinas peninsulares del carnaval de Cádiz de los años 1926 y 1927, siendo por tanto la primera agrupación cordobesa que vence en el que hoy pasa por ser el carnaval más reconocido entre nosotros.
Tras la Guerra Civil el carnaval volvía a estar prohibido. Un sucedáneo del mismo, trasladado de fechas y con el nombre de fiestas típicas, se celebra solamente en Cádiz y Santa Cruz de Tenerife.
En las navidades de 1962 un grupo de amigos pertenecientes al Real Centro Filarmónico, en el que estaban Isidro Álvarez Pérez “Don Arturo el del Carburo”, José Fernández de la Torre “Pepito Pocopelo” y especialmente Rafael Castro Pérez, organiza una murga cordobesa titulada “Los Caballeros Che-Ché” que durante años actúa sobre todo en la sede del Centro, donde también ensayaba:
- En 1967 decidían marchar a Cádiz con el nombre de “Los Scocios” para participal en las “Fiestas Típicas Gaditanas”, alcanzando el Primer Premio Regional de Comparsas, premio que no figuraba en las bases del concurso, sino que fue creado por el Alcalde de Cádiz don José León de Carranza, con motivo de la visita al Ayuntamiento gaditano de “Los Scocios” expresamente para premiar a los cordobeses.
- Al año siguiente 1968 se presentaban nuevamente al concurso gaditano con el nombre de “Rafalito y sus apaches”, alcanzando también el Primer Premio de Comparsa Regional.
- En 1969 se presentaban en Cádiz con el nombre de “Los de Sierra Morena” obteniendo por tercera vez el premio de Mejor Comparsa Regional.
- Por último, en 1970, acudían a Cádiz como “Los Puretas Extravagantes”, consiguiéndose un áccesit (compartido con los onubenses “Los Turistas del Tirol”) en el Premio de Comparsa Regional.
También en el Centro Filarmónico, además del famoso grupo de Rafael Castro, nació otra comparsa que alcanzó las mieles del triunfo del carnaval gaditano, se trata de la comparsa de “Los Piconeros”, de finales del año 1968 o principios de 1969. El grupo de Antonio Rodríguez Salido participó dos veces en Cádiz:
- En el año 1970 con su nombre original de “Los Piconeros” obtuvo el Primer Premio de Comparsa Regional.
- En 1971 fue a la Tacita de Plata con el nombre de “Los Rondadores”. Ese año cambiaban las bases del concurso, unificándose los grupos de las Comparsas Regionales y Provinciales, que actuarían en uno solo, de donde saldrían el primero, segundo y tercer premio (lo mismo se hizo con la modalidad de Chirigotas). Finalmente “Los Rondadores” obtenían el Tercer Premio de Comparsas.
Con independencia de estas agrupaciones, ilustres miembros del Real Centro Filarmónico de Córdoba se han significado en el carnaval, así entre muchos otros:
- El ya mencionado Antonio Rodríguez Salido, sacó después a grupos que participaron en el concurso gaditano como fueron las comparsas “Raíces de Andalucía” y “Los Dandys del Carnaval” (ambas de 1981).
- También se inició en el Real Centro Filarmónico el famoso autor cordobés Miguel Amate Escudero “Matute” cuya primera comparsa de autoría completa fue “Fantasía Cordobesa”.
R.A.G.