En el archivo del Real Centro Filarmónico de Córdoba <<Eduardo Lucena>> consta la existencia de la partitura de una jota obra del maestro don Eduardo Lucena Vallejo con los títulos de «La Aparecida» o «Jota del 83».
Es la pieza sobre la que Ricardo Moyano Ruiz [en «Al César lo que es del César», publicado en Eduardo Lucena en el centenario de su muerte (1893-1993), Departamento de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Córdoba, Córdoba, 1993], contaba que «cuando Eduardo Lucena compuso la Jota del <<83>>, no cabe duda que lo hizo pensando en Córdoba y sus encantos; en su ambiente y en su historia; en sus mujeres y flores… Esa pudo ser su Jota <<A Córdoba>>; pero por circunstancias que nosotros no podemos ni sospechar, esa jota -conocida sólo por el año en que vio la luz- se extravió (¡!) … y al volverse a encontrar se rebautizó con el nombre de <<La Aparecida>>. A su letra nos remitimos»:
Cordobesa seductora / escucha la ardiente voz, / del que tu cariño implora.
Fuiste Sultana hechicera / orgullo de Abderramán, / que levantó a tu belleza / lo imposible de soñar.
Porque tus encantos tienen la poesía / de este alegre cielo y nuestra alegría; / y si tu quisieras podrías ostentar, / el cetro y la gloria ¡Feliz! / de un Reino sin par.
Entusiastas trovadores / de nuestra tierra cantamos / su mujeres y sus flores.
No hay jardín con más encantos / que nuestra florida sierra, / ni mujeres con más gracia / que las que da nuestra tierra.
Es nuestra Mezquita muda admiración / que encierra en sus muros nuestro corazón, / Ciudad predilecta de historia y valor, / para ti mis labios ¡Siempre! / tendrán una flor.
Es decir, que para Moyano la <<Jota a Córdoba>> y <<La Jota del 83>> son la misma pieza, la cual tras extraviarse fue hallada años más tarde, rebautizándose entonces como <<La Aparecida>>.
Visto lo visto se hace preciso comprobar si Eduardo Lucena compuso una jota en 1883 y, de ser así, cuándo fue ésta nuevamente descubierta tras perderse.
En lo que respecta a la primera pregunta, en mi ¡Salud y Filarmonía! Historia del Centro Filarmónico (1879-1887) se recoge que, en efecto, la estudiantina del Centro Filarmónico Cordobés, que contaba ese año con 70 miembros, en carnaval visitó algunas casas en las que fue obsequiada «por sus dueños con profusión de dulces y licores, reinando en estas reuniones cordialidad y alegría. Las secciones vocal e instrumental, perfectamente ensayadas, ejecutaron muy bien la jota y el pasacalle que con este objeto ha compuesto el Director Presidente de dicho Centro señor don Eduardo Lucena, nuestro estimado amigo. La ejecución de dichas composiciones mereció en diferentes puntos los honores de la repetición, que era pedida por el numeroso público que les acompañaba…» (Diario de Córdoba 13-02-1883).
La Jota del 83 volvería a ser interpretada por la estudiantina del Centro en el concierto celebrado en el Gran Teatro el 15 de mayo de 1884. El Diario de Córdoba del día 21 califica a la obra examinada de esta manera: «Respecto al cuarto número, o sea el Carnaval del 83, sólo puedo decir… está llena de bellezas, resaltando en ella el buen gusto que reina en cuantas producciones brotan de la fecunda inspiración de dicho autor, siendo uno de los muchos laureles que le han conquistado ya el honroso puesto que ocupa entre los maestros compositores de vuestra nación».
Esta es la última vez que se tiene constancia de la ejecución de esta pieza pues, no aparece recogida tampoco, y por tanto nunca fue interpretada (al menos en Córdoba) por el <<Sexteto>> fundado por Lucena en 1886 (que sí interpreta las jotas «El Carnaval del 85» y «El Carnaval del 86»).
Para averiguar cuándo fue «encontrada» puede ser un buen método acudir a la carpeta del archivo del Real Centro en la que se contienen sus partituras para ver cuántas versiones hay de la misma y cuál es la más antigua.
En el mencionado archivo se hallan dos versiones de la obra: En primer lugar, la más moderna es una adaptación de don Jesús Cea Samaniego fechada en 1992; La segunda y última, más antigua, contiene la firma de don José de Pablos Barbudo, que fue director del Real Centro Filarmónico entre el mes de mayo de 1926 [el Diario de Córdoba del martes 18 de mayo de 1926 destaca que «Por primera vez dirigió la Estudiantina cordobesa el notable violinista (se trata de un error del periódico pues era violonchelista) don José de Pablos Barbudo, al que acertadamente le ha sido encomendada la dirección artística del Centro Filarmónico») y el 16 de julio de 1930 (el diario La Voz del 17 de julio informa de que «Anoche se reunió la junta de esta popular entidad para resolver acerca de la dimisión presentada por el que hasta ahora fue su director artístico, don José de Pablos Barbudo. La dirección, por acuerdo unánime de todos los miembros de la junta, le fue ofrecida al joven y popular maestro cordobés don Aurelio Pérez Cantero…»); consecuentemente <<La Aparecida>> debió «aparecer» entre esas dos fechas.
No se pone en duda en las partituras firmadas por José de Pablos la autoría de la obra, que se otorga siempre a don Eduardo Lucena, y no se hace distinción entre letra y música, luego ambas corresponderían, en principio, al maestro.
Pero… ¿es en realidad tal cosa como parece deducirse de los datos hasta ahora comprobados?: simple y llanamente no. Veámoslo:
El martes 27 de agosto de 1929, a las once da la noche, en su local social de la plaza de Jerónimo Páez daba un concierto el Centro Filarmónico Eduardo Lucena en honor de sus socios protectores. En este festival ejecutaría por primera vez la obra de la que venimos hablando según consta en el programa publicado en El Defensor de Córdoba del día inmediatamente anterior que, dicho sea de paso, nada dice de que estemos ante un reestreno y, por demás, da la autoría de <<La Aparecida>> a Lucena aunque, eso sí, advierte que la letra de la jota no es del maestro fundador, sino de don Antonio Ramírez López (que en esa fecha era Presidente del Real Centro Filarmónico pues fue nombrado para el cargo el día 16 de noviembre de 1927 y no cesó en el mismo hasta el 6 de diciembre de 1930; y luego ocuparía de nuevo el cargo por un corto período entre el 31 de octubre y el 9 de diciembre de 1933).
El número del Diario de Córdoba del día inmediatamente anterior, esto es, del 25 de agosto de 1929, aclara definitivamente las cosas:
En resumen se trata de una jota de Lucena rehecha por don Ángel Villoslada Torres y don Jacobo Lestón Figuerola tirando de memoria, poco más de 46 años y medio desde que se estrenase por vez primera en el carnaval de 1883, y 45 años y algo más de tres meses desde que existe constancia se tocó por última vez (el 15 de mayo de 1884). Resulta bastante difícil de creer que, habida cuenta las circunstancias [el tiempo transcurrido; que no fuera una obra muy interpretada en su momento; que tanto Villoslada como Lestón fueran jovencísimos a fecha de su estreno; o que incluso para el caso que se diga que ambos bien pudieron acompañar a Lucena en sus paseos nocturnos y bohemios (cosa segura en el caso de Villoslada), en los que al maestro y sus camaradas les sorprendían los primeros rayos del sol sentados en la amplia acera de la calle de la Feria, ejecutando desde la obra de concierto más difícil hasta la tonadilla popular de moda, abstraídos de cuanto les rodeaba, que hacía ya también bastantes años que el maestro había fallecido, concretamente 36], el resultado fuera fiel al cien por cien con el que un día brotó del ingenio de Lucena, razón por la cual sería más justo que la autoría se otorgara al trío Lucena/Villoslada/Lestón. |
Por demás, se confirma que las partituras con los arreglos de José de Pablos Barbudo son los originales con los que la obra se reestrenó… obra que más que <<La Aparecida>> debiera haber sido intitulada como <<La Rehecha>>.
Don Antonio Ramírez López
R.A.G.